Hace tres años exactamente entré en contacto con mi chica. Hasta la fecha ha sido una relación bastante curiosa.

Al principio, cuando la tocaba, procuraba hacerlo con cuidado, pero era bastante torpe. Hasta entonces sólo había probado a juguetear con las de otros, y era la primera vez que tenía una para mi uso y disfrute exclusivo.

Además, siempre he sido bastante vergonzoso, así que nuestros contactos se producían por lo general en la intimidad, intentando no molestar a familiares y vecinos. Pero no siempre es posible (a veces las ganas me pueden) y entonces es un escándalo: la hago chillar con mis dedos, manejándola con fuerza e intensidad, y los viajes que la meto se pueden oir a la legua, hasta que acabo agotado. Que conste que también tengo mis momentos tiernos, en los que me gusta simplemente tocarla de forma suave y pausada, recreandome en cada sonido que saco de ella. Pero creo que, con sus curvas, agradece que sepa darle algo de caña, y, aunque a veces juego con otras, la prefiero a las demás precisamente porque aguanta todo lo que la echo.

A día de hoy, sigo siendo bastante inútil, pero algo he mejorado. Empiezo a entender dónde hay que tocar y en qué momento para conseguir mejores resultados, aplicando un poco más de cabeza. Me gustaría pensar que en este tiempo he aprendido a controlar un poco mejor mi ritmo: cuando mantenerlo suave pero con una cadencia marcada, y cuando acelerar sin perder (en exceso) el control.

En resumen, queda mucho espacio para la mejora. Pero sin prisas: a diferencia de otros, yo no tengo especial interés por que me vean tocarla en público. De hecho prefiero la comodidad de mi casa, donde hay espacio de sobra para moverse con holgura, y no me siento observado en esos momentos de exploración. Supongo que todo llegará… o no.

Para los que tengan curiosidad, aquí dejo una foto de mi chica.