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Lo prometido es deuda: aunque sea con una semana de retraso, aquí tenéis una breve crónica del concierto de Dick Dale del día 20 de noviembre en Madrid.

En primer lugar, no voy a dármelas de entendido y decir que soy un seguidor de Dick Dale, ya que hace un par de semanas no habría sido capaz de asociar el nombre con la música que hace más allá del conocido tema usado en Pulp Fiction. Con todo, me bastaba con la recomendación de un amigo para saber que merecería la pena. Y acertó.

El concierto tuvo lugar en Gruta 77, un garito que no conocía, pequeño pero aceptable, situado cerca de la parada de metro de Oporto. Llegué allí con algo de adelanto, y conseguí una de las últimas entradas. Como era previsible, la actuación se retrasó para «favorecer» el consumo en la barra, así que tocó esperar un rato.

La salida a escena del grupo compuesto por Dick Dale a la guitarra, Sammy Odelle al bajo y Dex (o quizás Dax, no pillé bien el nombre) en la batería se vio empañada por un hilo musical que quienquiera que estuviese controlándolo tardó en quitar. En todo caso fue un contratiempo menor, ya que el trío de músicos no tardó en superar en decibelios cualquier otro ruido del a sala. Casualidades de la vida, pude reconocer el primer tema de la noche, «Nitro» [03m18s], ya que lo había visto unos días antes. El sonido era bastante bueno, aunque desde mi posición el volumen de la guitarra parecía algo escaso, incluso con el marcado efecto de reverb que utiliza.

Me avergüenza reconocer que la mayor parte de su repertorio escapa a mi conocimiento, pero me consoló saber que gran parte de las canciones eran mezclas o improvisaciones de distintos temas, según le funcionase la memoria, como explicó el propio guitarrista. Afortunadamente el señor Dale incorpora en su repertorio unas cuantas canciones bastante conocidas. La primera de dichas canciones fue «House of the Rising Sun» [04m06s] en una versión cercana a la de The Animals, para la cual requirió la colaboración de los presentes, que hicimos lo que pudimos (Eric Burdon se revolvería en su tumba si no fuese porque no está muerto). Fue igual de divertido participar en una revisión del «Fever» [03m17s] popularizado por Peggy Lee [wiki], al igual que dar un par de gritos en el tributo a Johnny Cash que hicieron al tocar una versión algo libre de «Ring of Fire» [02m24s]. Por si fuera poco, también sonaron los acordes de «Smoke on the Water» [05m19s] y hubo alguna que otra referencia a Louis Armstrong.

De hecho, uno de los números de la noche fue ver a Dick Dale dejar la guitarra a un lado para coger una trompeta y hacer gala de sus habilidades con dicho instrumento en un blues en el cual colaboramos repitiendo el coro «I’ve got my fingers on you baby» (algo que, aparentemente, sorprendió al músico , que se preguntó cómo era posible que le entendiésemos tan bien mientras que en el hotel que se hospedaba no conseguía a nadie que hablase inglés). No contento con mostrar su talento con la trompeta, se armó de unas baquetas y se marcó un buen sólo de percusión en colaboración con su batería, para pasar nuevamente al frente del escenario y utilizar dichas baquetas para tocar el bajo de Sammy (como se ve en la foto de Steven R. Wolf que acompaña a este artículo). ¿Alguien da más?

Aunque en un principio Dale no parecía muy parlanchín, a medida que avazó la noche se fue mostrando más cómodo y comunicativo. Al llegar al final de su repertorio explicó por qué no hacía bises (para tocar más canciones en el tiempo que se supone que debería abandonar el escenario para luego volver) y comentó que el concierto se había alargado algo más de lo previsto porque se lo estaba pasando muy bien (benditos 69 años). De esa noche sólo me fastidia no haberme podido quedar algo más de tiempo para estrechar la mano a los músicos, pero tuve que salir corriendo (literalmente) para llegar a una hora semi-decente a mi casa si no quería parecer un no-muerto al día siguiente en el trabajo.

Si la temporada que viene vuelve por estos lares yo me apunto a volver a verle.