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Antes de empezar, El Rincón del Rock ofrece una crónica mucho más completa que ésta, acompañada de un par de vídeos y varias fotos, por si alguien tiene curiosidad.

Esta es la segunda vez que veo Eric Sardinas en la sala Copérinco , y la tercera contando su actuación como telonero en el concierto de Steve Vai dos años y medio. A pesar de lo dura que fue semana pasada, en la ocasión anterior me quedé con ganas de volver a verlo y quise aprovechar para disfrutar de otro concierto suyo, algo que se pondría más difícil de lo que esperaba.

Empecemos por el principio. Llegué bien a la hora de apertura de puertas (20:30) y decidí entrar ya que fuera empezaba a chispear y no se veía mucha gente. Al llegar al interior me encontré que no debía haber ni 20 personas, incluyendo los trabajadores del local. Teniendo en cuenta que era un día entre semana y que la gente contaría con el tiempo que la sala deja hasta el comienzo de la actuación tampoco me preocupó demasiado pero no me dejó una buena sensación.

Dado que la sala estaba prácticamente vacía podría haberme colocado justo delante del escenario pero, como de costumbre, busqué un lugar donde no molestase demasiado, así que me puse delante del lateral de unas escaleras, no lejos del escenario, de manera que si alguien se ponía detrás de mí viese claramente por encima de mi cabeza. Y desde ese punto me dispuse a esperar. Durante más de una hora.

No sé a qué se debería que el concierto no comenzase hasta las 21:40 pero yo diría que la sala retrasó el comienzo hasta que hubo suficiente (mucha) gente dentro. Tampoco sabría a qué se debía la vistosa presencia de los de seguridad, que se pasearon varias veces entre la gente antes del comienzo del concierto. En cualquier caso, no es la mejor decisión dejar a la gente esperando hora y pico en una sala cada vez más llena de humo y sin un sitio decente donde sentarse.

Ya que estamos con los puntos negativos, el siguiente error que se hizo dolorosamente patente nada más comenzar la actuación es que las luces estaban puestas como el culo, o esa era la sensación donde yo estaba. Los focos apuntaban directamente a la cara de la gente y no tardó en hacerse un hueco por la zona donde yo estaba, ya que no se podía mirar hacia el escenario. Teniendo en cuenta esto y que la gente de una cierta estatura no compartía mi política de «intenta que los demás también puedan ver» decidí cambiar de posición, adelantándome para poder seguir viendo el escenario aunque las luces me diesen de frente. Lo siento si alguien detrás de mí no pudo ver bien.

Intentando ser un poco más positivo, el grupo puso todo el empeño en sacar adelante una actuación que desde el comienzo se les complicó. Las buenas sensaciones que les pudiese transmitir el público a su salida a escena no bastarían para corregir los problemas que tuvieron con el sonido. Como es comprensible, el sonido puede necesitar algunos ajustes al principio y Eric lo acusó especialmente en sus monitores, por donde él no oía nada. También tengo que decir que desde mi posición y con tapones se oía todo muy bien y el sonido se adaptó correctamente a los cambios entre amplificación y acústico. Por último, sus guitarras tuvieron muchos problemas de afinación y en unas cuantas ocasiones surgieron algunos acoples extraños. De cualquier forma, estos contratiempos no impidieron que resultase espectacular.

Se nota cuando un músico pone emoción en su actuación y Sardinas se deja la piel en sus conciertos. Aunque en esta ocasión prescindió de tocar con una botella o de prender fuego a su guitarra o de darse un paseo entre el público, no le hicieron falta estos recursos teatrales para impresionar al público. Baste decir que a menos de la mitad del concierto el hombre ya estaba sudando como un pollo y no paraba de moverse de un lado al otro del escenario.

Levell Price y Patrick Caccia no tuvieron una mala noche. Contaron con un par de momentos para su lucimiento exclusivo, aunque no me resultaron tan impactantes como en ocasiones anteriores. De hecho el trabajo de Patrick en particular me pareció algo irregular, aunque sólo sea por buscar alguna pega menor en la brillante actuación de los músicos.

Hacer un setlist del concierto no tiene mucho sentido ya que las canciones son una mezcla de los temas de sus discos con improvisaciones de todos los músicos, convirtiéndose cada una en una nueva pieza. Desde «I Can’t Be Satisfied» hasta «Ride», Sardinas & Big Motor hicieron un repaso por su discografía, incluyendo una versión del «Hellhound on my Trail» de Robert Johnson y pasando tanto por el sonido de todos los instrumentos amplificados como por el más puro acústico, prescindiendo completamente del micrófono. Como comenté antes, a lo largo de todo el concierto Sardinas tuvo problemas con sus guitarras, a los que se enfrentó con una sonrisa y repitiendo la frase «It IS the blues, right?». De hecho estuvo muy comunicativo y simpático, algo que siempre es de agradecer.

Además de su buen comportamiento y su capacidad para dar espectáculo habría que señalar también la generosidad de los tres músicos, que ofrecieron dos horas cargadas de blues, rock y buen ambiente. Lástima que el concierto comenzase tan tarde y tuviesen que retirarse para cumplir con los horarios de la sala. Con todo, terminado el concierto se pararon a saludar a la gente que se les acercaba al escenario y Sardinas incluso llegó a lanzarse sobre un grupo de asistentes que le invitaron a surfear sobre sus cabezas.

La hora tardía junto con el cansancio y el hecho de que al día siguiente tenía que trabajar me disuadieron de mi intención inicial de acercarme a ver qué cosas tenían en venta. Lo dejo para el próximo concierto, al que iré mientras nada me lo impida.

2 comentarios.

  1. 1.

    […] galería de Elena Rockinger, donde se pueden encontrar dibujos de algunos músicos. De muestra, las de Eric Sardinas and Big Motor: […]

  2. 2.

    ERIC SIEMPRE ES UN ESPECTÁCULO PARA NO PERDERSE.
    SU SIMPATÍA SIEMPRE ESTÁ PRESENTE, SIEMPRE DISPUESTO A CHARLAR, TOMARSE ALGO CON LA GENTE, FIRMAR CUANTOS AUTÓGRFOS HAGAN FALTA, E INCLUSO IRSE DE MARCHA SI HACE FALTA.
    AQUÍ EN BARCELONA YA HE IDO A VERLO CINCO Ó SEIS VECES ADEMÁS DE LA GIRA CON STEVE VAI.
    ES UN MÚSICO MAGNÍFICO Y UNA GRAN PERSONA