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John Riccitiello, jefe de Electronic Arts, expone en una entrevista a Kotaku su punto de vista sobre la piratería. Aunque en ella equipara hacer una copia con robar al menos no se dedica a llorarle a sus amigos políticos:

[…] the music industry erred in «demonizing» its consumers rather than reacting to them. He believes that EA has an obligation to make it enticing for people to play games legitimately […] [making] it so alluring that it will be «increasingly less likely that people will pirate because there is so much value on the other side of the door.»

Como hablar de ciertos temas me pone de mal humor, mejor cierro esta entrada con un recuerdo bonito:

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A pesar de haberme perdido el VII November Rain y de no haber visto este fin de semana a The Prodigy, Nile y Napalm Death, esta semana he podido ver a un grupo que tenía pendiente de conocer en directo.

Después de una breve visita a Crisis me dirigí a la sala Heineken. La apertura de puertas estaba programada a las ocho de la tarde y yo debí llegar unos cinco minutos antes. Me puse en la cola para entrar, que en ese momento llegaba hasta la entrada del aparcamiento de la plaza de Cubos, y estuve esperando un rato. Cuando entré recogí el paquete de la entrada de edición limitada y me busqué un sitio donde siempre: delante de la mesa de mezclas.

La sala no estaba demasiado llena cuando empezó el concierto de Angelus Apatrida. Estos chavales albaceteños fueron la sorpresa más agradable de la velada. Los temas sonaron contundentes a pesar de que el sonido de la sala no les favoreció demasiado. El bajo apenas se oía, enterrado por la batería, que a veces se comía también el sonido de las guitarras Ran (creo) de forma tipo Flying V. A medida que fue progresando la actuación se fue ajustando el volumen de las guitarras, pudiendo llegar a oírse algo mejor en los sólos, aunque la del cantante nunca llegó al mismo nivel que la otra. Al mismo tiempo, la voz del cantante estaba al volumen justo para saber que estaba cantando pero no se distinguía siempre lo que estaba cantando.

Las limitaciones que tuvieron en su concierto las suplieron con una buena actitud y con la complicidad de bastantes seguidores. De algo tenía que valer jugar en casa. Además, tienen buenos temas que funcionan bien en directo. Sin haber oído nada suyo, sólo me quedé con los nombres de las canciones que presentaron. En Rafabasa hay un listado completo con el contenido de su concierto. Tras las primeras canciones, el primer tema presentado fue «Fuck You». Lo siguió «Corruption» que, como explicó el cantante, versa sobre la clase política.

Antes de continuar con el concierto el cantante explicó que acababan de firmar un contrato con Century Media (como señalaban en Bravewords.com hace unas semanas) lo que marcaba una nueva era para el grupo («y, me atrevo a decir, para el metal español»), anuncio que fue recibido con aplausos. Tocaron un tema del que será su próximo disco, «Clockwork», junto con otra composición más antigua, «Give ‘Em War». Como diría el propio cantante, se «columpiaron» un poco con el tiempo que tenían pero no creo que al público le importase mucho. El último tema de su actuación, «Thrash Attack», fue despedido con un público bastante entusiasmado.

El siguiente turno correspondía a Abigail Williams, de los que había escuchado «Legend» e «In the Shadow of a Thousand Suns». Parece que tuvieron bastantes problemas montando el equipo sobre el escenario, lo que ya me dio mala espina. Con un estilo a caballo entre Cradle Of Filth e Immortal que muchos podrían etiquetar de black metal sinfónico, con múltiples arreglos que en directo están sampleados (por allí no apareció ninguna teclista), el sonido tiene que estar muy equilibrado para sonar bien. Por desgracia, fue peor de lo que esperaba.

Los bombos de la batería devoraban el resto de los instrumentos. Menos la voz del cantante, que se podía intuir vagamente, los instrumentos apenas se podían distinguir entre el retumbar del prominente doble bombo. La introducción de «I» fue el único sample que conseguí distinguir en todo el concierto. Es una auténtica lástima que unos músicos competentes viesen saboteada su actuación por un sonido tan nefasto. Es cierto que la acústica de la sala Heineken a menudo deja que desear pero este caso fue sangrante.

Salvo unas pocas personas (entre las que me incluyo) que parecían reconocer algunos temas, el resto del público apenas se movió, probablemente saturado por el ruido que salía de la amplificación. Es posible que esto influyese en la actuación fría de los músicos, que apenas se dirigieron al público, con el cantante presentando «Floods» e «Into The Ashes». A pesar de todo, los temas fueron aplaudidos con más cortesía que entusiasmo, igual que cuando tocaron «Watchtower» y se despidieron tras media hora escasa de concierto.

Mientras se despejaba el escenario Nico de Frontline salió a decir que, a petición del grupo cabeza de cartel, no se fumase en la sala, ya que el humo afecta a la cantante. Como era de esperar, tristemente hubo gente que abucheó la petición. Se ve que no saben leer (había carteles donde ponía claramente «Se ruega no fumar…») y/o no pueden pasar un rato sin llevarse algo a la boca y chupar. Además los pobres deben tener el cerebro quemado por el humo y no eran capaces de entenderlo porque hubo que pedirlo más de una vez, siempre con unas maneras excelentes. También oí como algún payaso dijo «pues no iba a hacerlo pero ahora voy a fumar». Con la esperanza que respondan de la misma manera a todas las peticiones, les ruego que no se sienten sobre una estaca astillada y se empalen hasta que la punta asome por sus bocazas. Por favor.

Con estos asuntos la salida de Arch Enemy se retrasó ligeramente. Mi temor era que nuevamente el sonido estropease la actuación y deseaba que al menos sonase como el primer grupo. Mi sorpresa llegó cuando el grupo salió al escenario y empezó a sonar «The Immortal»: se distinguía todo sin problemas. No sé si lo estaba comparando inconscientemente con la actuación anterior pero el sonido me pareció excelente. La batería era nítida, sin exceso de bajos, las guitarras tenían un tono bien definido y el bajo se oía claramente (sorpresón mayúsculo, proclamo).

La entrada en escena de Angela fue muy bien recibida y su voz se mezclaba en el sonido sin perderse en él. Debo reconocer que hace unos años que no sigo tan de cerca a Arch Enemy y la impresión que tenía de entonces es que su voz estaba demasiado procesada. En directo era evidente que, en algunos momentos, había algo más que amplificación en el circuito de su micrófono pero el sonido era muy natural. El grupo al completo sonó muy bien tanto en los temas antiguos como en los más recientes, como «Revolution Begins», aunque yo estaba esperando escuchar «Ravenous». En él me empecé a dar cuenta del auténtico talento de Chris Amott, quien firmó una actuación espectacular eclipsando (a mi modo de ver) a su hermano Michael, que suele ser el que acapara más la atención.

El repertorio tampoco estuvo nada mal. A pesar de no estar familiarizado con los temas de los últimos discos, como «Blood on Your Hands», sí que pude reconocer inmediatamente la mayoría de las canciones. El público coreo muchos de los estribillos y frases y recibió todos los temas con ganas, como cuando tocaron «My Apocalypse» o cuando Angela saludó al público y presentó «Demonic Science». Claro que también hubo temas especialmente bien acogidos, como fue el caso de «Dead Eyes See No Future». Cabe destacar la actuación de Sharlee D’Angelo, que no paró de moverse de un lado para otro del escenario para animar a los asistentes.

El escenario estaba montado de manera que la batería permanecía elevada y flanqueada por los amplificadores y unas luces que iluminaron al grupo a contraluz en algunos momentos selectos, sin que todo el tinglado estorbase a los músicos a la hora de moverse. La iluminación estaba centrada en el escenario y el programa de luces resultó adecuado, sin excesos pero sin detalles. Por lo general en este aspecto soy poco exigente, me conformo con que se vea a los músicos y las luces no molesten, y así fue en esta ocasión.

Daniel Erlandsson tuvo su momento de protagonismo en un solo de batería que acompañó con unos samples y precedió a «I Will Live Again». Y, ya que se acercan las fechas navideñas, Angela decidió presentar el siguiente tema, «Bury Me An Angel», como un villancico. También hubo un sólo para las guitarras, con los que mi impresión sobre Chris Amott se afianzó aún más, después de «Taking Back My Soul». A estas alturas me dio la sensación que la voz de Angela se estaba resintiendo del ambiente viciado y que su actuación en «Dead Bury Their Dead» y «We Will Rise» fue algo forzada. También podría ser cansancio o el desgaste natural en una actuación tan intensa.

Tras estas canciones se retiraron para volver y finalizar el repertorio con «Nemesis». No sé si será que se me hizo corto el concierto pero yo esperaba al menos un par de temas más. Cuando el grupo empezó a repartir púas, baquetas, muñequeras y hasta una toalla asumí que no había más concierto y emprendía camino a casa, donde me dí cuenta que en el paquete de la entrada limitada faltaba precisamente la entrada impresa. Me puse en contacto con Frontline simplemente para dejar constancia del hecho, sin exigencias, y se ofrecieron amablemente a enviármela por correo. Una buena manera de poner punto final a una buena experiencia de concierto.

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Lo que se ven en las fotos es una Lumber Jack’s Axe Guitar, obra de Monty Monty vista en Make. Parece incluso más incómoda de tocar que la motosierra-guitarra pero sería un puntazo usarla para tocar una versión de la Lumberjack song [02m41s] :) .

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Al parecer, al final de Daddy and Them suena la siguiente canción, compuesta por John Prine y cantada junto a Iris DeMent:

John Prine and Iris DeMent - In Spite of Ourselves []

La canción me gusta pero la película, una straight to video, no sé como será. Me la apunto, aunque tengo unas cuantas por ver antes.