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Expertos en acústica y dinámica de fluidos del MIT, junto con fabricantes de violines de la North Bennet Street School de Boston, han analizado medidas de cientos de violines de la etapa cremonesa obtenidas a partir de diagramas técnicos de museos, bases de datos de coleccionistas y libros, al igual que de rayos X y TACs. Comparando dimensiones de varias características, y también medidas de resonancias acústicas, entre distintos instrumentos llegaron a la conclusión que uno de los factores principales en el sonido de un violín es la forma y longitud de las aberturas en la tapa, denominadas oídos.

Se puede leer algo más al respecto en las noticias del MIT, aunque tampoco entran en mucho detalle sobre el estudio en sí mismo. A pesar de todo las conclusiones e incluso las especulaciones que plantea son interesantes.