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A la hora de percibir música, el cerebro humano es más afín a ciertos tipos de ritmos frente a otros, de acuerdo con un estudio del MIT publicitado en “How the brain perceives rhythm” por Anne Trafton.

Un equipo de neurocientíficos ha observado que la gente tiene tendencia a la hora de oír y producir ritmos compuestos por ratios de enteros simples. Por ejemplo, una serie de cuatro compases separados por intervalos de tiempo iguales que, en este ejemplo, se representarían por un ratio de 1:1:1. Han hecho su estudio con músicos y no-músicos estadounidenses, al igual que con los miembros de la tribu Tsimane’ de Bolivia con poca exposición a la música occidental. En ambos casos llegaron a la misma conclusión, encontrando diferencias en los ratios preferidos en uno y otro grupo.

Para este estudio, el equipo del MIT desarrolló una forma de descubrir tendencias en la interpretación del cerebro de estímulos sensoriales. Se piensa que estas tendencias, denominadas «antecedentes», están basadas en experiencias anteriores y ayudan a resolver estímulos cuando estos pueden ser interpretados de diversas maneras. Por ejemplo, en una habitación ruidosa los antecedentes ayudan a extraer una conversación influenciando la interpretación hacia sonidos, palabras o formas linguísticas familiares.

Para descubrir estas preferencias, los investigadores generaron aleatoriamente series de cuatro compases que los sujetos tenían que escuchar y repetir posteriormente. En cada caso, se grababa lo que el sujeto repetía y se lo volvían a poner, que tenía que volver a repetirlo, y así un número suficiente de veces. En cada iteración el ritmo se iba alterando ligeramente hasta que las secuencias que reproducía el sujeto mostraban la dominancia de sus tendencias.

Gráfica que muestras las diferencias en las distribuciones de las respuestas entre los participantes Tsimane’ y estadounidenses.