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Hace una temporada en un artículo de Variety al que llegué a través de Kotaku se decía que un compositor de música de videojuegos podía ganar entre $1000 y $2500 por minuto de música. Hace unos días leo también en Kotaku que las tarifas no siempre son tan espectaculares:

Baranowsky laughingly told me that the first game he got paid for was a puzzle game for the Nokia Sidekick, which he actually had to do in MIDI. He did another game for the same company, this time for the iPhone, composing five minutes of original music for, as he recalls it, $70 a minute (this is very, very low for a composer). The game was never released.

El artículo habla un poco más de lo que supone este tipo de trabajo en el caso particular de dos compositores. También menciona muy por encima lo que el modelo de distribución de Steam en un caso concreto, cosa que me ha resultado especialmente interesante.

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La respuesta: bastante, a pesar de no cobrar derechos de autor. O al menos eso dan a entender este artículo de Variety visto en Kotaku:

Game composers can make anywhere from $1,000 to $2,500 per minute of music, and many games demand 80-100 minutes. There is no backend royalty as in film or TV scores because games do not generate «public performances» as defined by the performing-rights societies collecting that money.

Aparte de la compensación económica, existen otras recompensas a este tipo de trabajo en forma de premios, como los que concede el Game Audio Network Guild.

Me imagino que no será el trabajo de ensueño de un músico pero parece una ocupación interesante.

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Esto tiene más de una semana pero no deja de ser interesante:

Activision Boss: Music Industry Should Be Paying Us

Now that he’s had some time to mull it over, Activision Blizzard CEO Bobby Kotick thinks the music industry is getting off a little too easy with the current Guitar Hero licensing deal, and that maybe it’s time for music publishers to start paying him to use their music.

La historia viene de un mini-drama veraniego del que se pueden disfrutar los capítulos 1 y 2. Independientemente de quien pueda tener razón en el contexto actual, me hace gracia que ninguno de los implicados en esta trifulca sea o represente a los artistas con cuyo material trafican. Mu’ triste, señores, mu’ triste.