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Hay excepciones en mi aversión a los spoilers. La primera es cuando algo me interesa tanto que no puedo evitar ver material por adelantado, como me pasó con el trailer de la primera temporada de The Punisher. La segunda es cuando tengo la sensación que no voy a poder ver algo, que es lo que me ha pasado al ver en MetalSucks una mención a una película de miedo:

Imagen promocional de «We summon the darkness». Fuente: Pelispedia2.

Aunque ahora es posible que no sea el caso, en otra época hubiera disfrutado de una película así, al menos por lo que he podido ver. De hecho, recuerdo haber visto y haberme reído con «Muerte a 33 revoluciones por minuto». Puede que no tengan nada que ver, pero me vino a la cabeza por la asociación ochentera entre música heavy y el satanismo en una película de miedo. No recordaba ni su título ni gran parte de la trama pero sí me acordaba de lo suficiente como para poder localizarla con una búsqueda rápida y encontrar, además, un par de datos de los que tampoco era consciente.

Por un lado, me enteré que fue el estreno como director de Charles Martin Smith, actor que al año siguiente interpretó al contable Oscar Wallace en «Los Intocables de Eliot Ness». Por otro, están las apariciones de Ozzy Osbourne y Gene Simmons, que es probable que no requieran presentación. De este último sé que tiene algún que otro crédito más. Ahora mismo lo único que puedo recordar es «Runaway, brigada especial», película que sí que disfruté viendo por primera vez hace poco, especialmente por la compañía.

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El año 1954 tiene varias películas que destacan en mi particular panteón cinematográfico. Es el año de «La ventana indiscreta», que para mí es una película perfecta, y de otra película de Hitchcock con Grace Kelly que no se queda corta, «Crimen perfecto». También es el año de «La mujer y el monstruo», cuyo título suena a la combinación de otras dos producciones del mismo año: «Sabrina» y «gojira». Y, aprovechando que el すみがわ pasa por とうきょう, es imposible mencionar el quincuagésimo cuarto año del siglo pasado y el séptimo arte de factura nipona sin señalar «しちにんnoさむらい».

No habiendo ni siquiera nacido, la mayor parte de las películas que reconozco de esa época en general y ese año en particular las vi cuando ya tenía uso de razón, con alguna salvedad. Por ejemplo, recuerdo haber visto «Rebelión en la granja» antes de haber leído el libro, al revés de lo que me ocurrió con la razón de todo este circunloquio: «Veinte mil leguas de viaje submarino».

Hace tiempo que no la veo pero todavía recuerdo bastante de la película, incluyendo la melodía de «A Whale Of A Tale» [], tema que cantó el propio Kirk Douglas y que fue grabado y distribuido por Decca Records.

Portada de la partitura de «A Whale Of A Tale».
Fuente: flickr. Créditos: Wonderland Music Company, Inc./Walt Disney Productions.

Debo reconocer una grave carencia en mi conocimiento de salomas y otras composiciones marineras, si es que la canción anterior se puede clasificar como tal, y se reduce a lo visto en películas. De hecho, que ahora caiga, recuerdo alguna de las que salen en «Capitanes intrépidos» (𝄆¡Qué hombre tan patán!𝄇) y en «Abbott and Costello Meet Captain Kidd». Bueno, también suelo canturrear «Fucked With an Anchor» de Alestorm pero creo que esa canción no ha salido en ninguna película, de momento.

También me parece pertinente mencionar a Issur Danielovitch Demsky en su papel de productor, ya que se le suele reconocer el mérito de contratar a Dalton Trumbo para «Espartaco» y conseguir, con ayuda de Charles Laughton (el mismo Captain Kidd) y Lawrence Olivier, que fuera debidamente acreditado aunque estuviera en la lista negra de Hollywood. Años más tarde, Trumbo adaptaría su novela de 1939 «Johnny cogió su fusil» a guión cinematográfico para dirigir él mismo la película que muchos conocimos por figurar en el vídeo de «One» de Metallica.

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Aviso de posible spoiler. La foto que se ve más abajo sale del rodaje de Capitana Marvel, película con estreno previsto en marzo de 2019. No hay forma de saber si saldrá en la película o acabará siendo descartada. Recuerdo haber puesto esta clase de imágenes anteriormente y luego no haberlas visto en el corte final, como este disco de Dazzler diseñado por Sienkiewicz que se veía en una imagen promocional de X-Men: Apocalypse. Con todo, si pongo avisos para una película de hace treinta y seis años no voy a dejar de hacerlo para otra que no se ha estrenado.

Por meter algo de relleno antes de la imagen y evitar un disgusto a quien no quiera verla, la foto de Chuck Zlotnick fue publicada por Devan Coggan en Entertainmet Weekly y muestra a Brie Larson —me figuro que como Carol Danvers— llevando una camiseta de Nine Inch Nails. Creo que sólo he visto a esta mujer en Kong: La Isla Calavera y en Scott Pilgrim contra el mundo. Por casualidad, en esta última compartía grupo musical ficticio con el ya ex-Superman Brandon Routh. La película de Edgar Wright cuenta además con Chris Evans, post-Antorcha Humana y pre-Capitán América.

En fin, a lo que íbamos, que ya es suficiente paja. He aquí la foto:

Brie Larson como Carol Danvers (Capitana Marvel). Fotografía de Chuck Zlotnick.

Aunque me llame menos la atención que la camiseta de Charlize Theron en F8 tengo más ganas de ver esta película que cualquiera de coches.

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Prefiero ver las series o películas conociendo lo mínimo para saber si me puede interesar o no. Eso quiere decir que suelo evitar ver trailers, salvo en casos como el del mes pasado con la promoción de la serie de Punisher. Tampoco he tenido reparo en ver el vídeo de la versión de «Come Together» de Gary Clark Jr. [03m46s] con imágenes de la película de la Liga de la Justicia que se estrena mañana. En este caso, los precedentes han pesado más que mis reticencias.

Por un lado, están los resultados digamos irregulares de las películas del universo extendido de DC, especialmente las que tienen más de un protagonista. Consideré que existía la posibilidad que alguna imagen del vídeo hubiera podido reavivar mi interés. Por otro lado, está Gary Clark Jr., cuya música sí llama mi atención y del que ya dejé anotado por aquí un vídeo suyo hace tres años, menos un día. Casualmente, en dicha ocasión también se trataba de una versión, en concreto de «Catfish Blues» de Robert Petway.

Cuando tomo una tangente no hay quien me pare, así que para llegar a lo que iba a poner me salgo por otra. Como ya comenté, «Catfish Blues» es precursora a «Rollin’ Stone», lo que me hizo recordar una historieta de ocho páginas de Alex Toth que vi en algún momento y he vuelto a encontrar en tumblr. Sólo tiene en común el título y la presentación musical, pero no deja de ser curioso:

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A pesar de las recomendaciones de mi hermano, todavía no he jugado al Alan Wake. Teniendo que de un tiempo a estar parte gestiono bastante mal mi tiempo para jugar no creo que esto vaya a cambiar en un futuro inmediato. Mirándolo por el lado positivo, dado que mi ordenador lo compré años antes de que el juego saliera al mercado, cuando llegue a probarlo probablemente me parecerá espectacular.

Y si llego a hacerlo será porque lo compré hace una temporada, seguramente en algún paquete de juegos a precio reducido. O más bien, compré una licencia de Steam para jugar a este juego, cosa que ya no se puede hacer como informaban en Kotaku hace unos días: Alan Wake Is Disappearing From Steam And Xbox Live Because The Future Is Weird.

Los creadores del juego de terror Alan Wake han dicho hoy [N. del T.: 12 de mayo de 2017] que van a sacar el juego de Steam y Xbox Live por un problema con las licencias musicales. Aunque puedas quedarte con el juego si ya lo has comprado, no podrás comprar Alan Wake a partir del 15 de mayo.

Remedy, el estudio tras Alan Wake, ha dicho que está estudiando volver a licenciar la música para Alan Wake pero que no sabe cuando ocurrirá, si es que ocurre. El estudio no ha dado detalles pero Alan Wake contaba con una seria de canciones bajo licencia de artistas como David Bowie o Depeche Mode, que probablemente cuestan un montón de dinero. Alan Wake debutó en Europa el 14 de mayo de 2010 —quizás los desarrolladores pensaron que un acuerdo de licencia de siete años sería suficiente.

Imagen promocional del vídeojuego «Alan Wake» (2010).

La nota que el estudio puso en Twitter da la misma información, en menos palabras:

No es la primera vez que pasa algo así. Hace años pasó lo mismo «Grand Theft Auto: Vice City», asunto que se solucionó volviendo a publicar el juego con las canciones de licencia expirada sacadas de la banda sonora.

Y este mismo problema se le presenta a los consumidores. Muchas plataformas que manejan productos digitales no los venden, los licencian. Eso quiere decir que esa copia del juego, película o disco no pasa a ser propiedad del que lo paga, ya que lo que se adquiere realmente es una licencia de uso bajo determinados términos y condiciones. Parte de esos términos pueden incluir cortar el acceso a esos productos digitales sin opción de reclamación.

No quiero que esto suene a alegato ludita. Puedo tener mi opinión acerca de este tipo de acuerdos de licencia u otros mecanismos asociados a la distribución de bienes digitales (como el DRM) pero, como he mencionado al principio y por poner un ejemplo, uso Steam para casi todo lo que juego. Eso no quita que, en la medida de mis posibilidades, siga comprando libros, discos, películas, cómics y vídeojuegos como bienes físicos.