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En varias ocasiones he dejado por aquí imágenes de vinilos a vista de microscopio. La última vez creo que fue la animación creada con imágenes de un vinilo y una aguja tomadas con un microscopio electrónico y a partir de esa se pueden seguir los enlaces a entradas anteriores con material similar. Los detalles a nivel microscópico son muy interesantes pero hay gente que también se fija en lo que se puede observar a simple vista:

Compré un vinilo que tenía un patrón ondulado raro cerca del borde exterior. Pensé que puede que lo hubiera roto de alguna manera pero […] cuando miré de cerca el patrón parecía que seguía los cambios en la música[…] Era un artificio provocado por ser el tempo de la pista [de música] electrónica (100bpm) un múltiplo de la velocidad rotacional (33⅓ rpm), ¡y estos eran probablemente golpes de percusión!

Detalle del vinilo staRRk, de RinneRadio, sobre la grabación de la pista «Black Pink», observado por Oona Räisänen.
Fuente: absorptions.

El texto y la imagen son la introducción a un proyecto de Oona Räisänen en el que juega con la idea de la creación de patrones en el soporte físico a partir de música que tienen grabada, y esboza un reproductor ficticio para medios que pudieran crear dichos patrones. Resulta refrescante y envidiable que haya gente capaz de perseguir una idea por el mero hecho de llamar su atención. Me ha recordado tangencialmente al proyecto de Amanda Ghassaei de impresión casera de discos de 33rpm.

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Hablando de vinilos y nostalgia, llego vía Kotaku a la noticia que NIN ha puesto en pre-venta un LP con la banda sonora de Quake, previamente sólo disponible comercialmente en el disco original del juego de 1996. Lo que debía ser una gran noticia se empaña por el contenido de la nota que, aparentemente, acompañaba inicialmente al lanzamiento, escrita toda en mayúsculas:

Planeamos que esta reedición incluyera un libreto conteniendo ensayos de John Carmack y American McGee, de id Software. Una cierta distribuidora de videojuegos anónima hizo que fuera imposible incluir esto en el paquete así que, por favor, respetad sus deseos no pinchando aquí para no ver siquiera los ensayos, ni aquí para imprimir el libreto vosotros mismos.

Como señalan en Kotaku, aunque la nota despareció a las pocas horas el segundo enlace todavía funciona, y el contenido al que apuntaba el primero se puede encontrar en la Wayback Machine.

Diseño del vinilo de la banda sonora de Quake. Fuente: store.nin.com.

Creo que nunca he jugado al Quake con la banda sonora. El 486 DX2 a 66MHz que había en mi casa era un ordenador estupendo pero el juego requería un Pentium, así que tampoco habría podido jugar aunque me lo hubiera comprado. Tampoco sé si la versión demo/shareware, que era la única a la que tenía acceso, tenía la parte correspondiente de la banda sonora. Pude jugar en la universidad pero eran partidas de deathmatch y no recuerdo su música. Parece ser que conseguir que la versión de Steam funcione con la banda sonora original es factible, aunque tiene su truco.

La verdad, de tener tiempo, creo que me daría más nostalgia volver a jugar a Quake con Estep Bot en algunos de los mapas DM. Claro que sería más razonable retomar DOOM (2016), que todavía no he terminado y tiene una excelente banda sonora con una historia igualmente interesante, como cuenta Mick Gordon en su charla para la GDC de 2017.

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Parece que se consolida la tendencia de la venta de música en los EE.UU. que veía señalada el año pasado. Aunque lo significativo es que el oligopolio de facto del streaming aumenta su dominio como canal de venta de música, la anécdota que señalan en CNN es la siguiente:

Esta año, las ventas de vinilos han sobrepasado a las de CDs en los Estados Unidos por primera vez desde los años 80.

Los discos de vinilo supusieron $232.1 millones en ventas de música en la primera mitad del año, en contraste con [las de] CDs, que sólo recaudaron $129.9 millones, de acuerdo con un informe de la Recording Industry Association of America.

Yo no consigo entrar esas cifras en dicho informe. De hecho, lo que he encontrado es esto:

Extracto de la quinta página del informe del primer semestre de 2020 de la RIAA.

La parte de la izquierda muestra el número de unidades vendidas. No sé cómo de significativa es la venta de casetes y otros formatos en el primer semestre de 2020 en los EE.UU., pero voy a asumir como despreciable el error de suponer que cualquier venta que no sea de vinilo es de CD. Bajo esta suposición, viendo las cifras anteriores, se vendieron 18.7 millones de unidades de CDs y 9.2 millones de unidades de vinilos. Es cierto que los vinilos suelen ser más caros que los CDs pero no he podido corroborar las cifras dadas en dólares.

La anécdota que sí me parece interesante, aunque no es nueva, es que las ventas de catálogo superan a las novedades, como se observa especialmente en la tabla de los cinco álbumes de rock más vendidos, sacada de la página 18 del mismo informe:

Artista Título Discos
+ TEA[1]
+ SEA[2] bajo demanda
Queen Greatest Hits (1) 448000
Elton John Diamonds 372000
Creedence Clearwater Revival Chronicle, Vol. 1 299000
Journey Greatest Hits 273000
Fleetwood Mac Rumours 265000

[1] TEA (álbumes equivalentes por pista, del inglés, track-equivalent albums): 10 pistas digitales = 1 álbum.

[2] SEA (álbumes equivalentes por stream, del inglés, stream-equivalent albums): 1250 reproducciones premium = 1 álbum; 3750 reproducciones con anuncios = 1 álbum.

No sólo estos discos son de grupos o artistas que empezaron su andadura antes de 1975, además los cuatro con más unidades vendidas son recopilatorios.

Claro que yo no soy quién para opinar de esto: el último disco que declaré que me gustaría adquirir es uno conmemorativo del 40.º aniversario de Iron Maiden.

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Llevo mencionando a Iron Maiden en este espacio prácticamente desde su inicio. El de este espacio, no el de Iron Maiden. El caso contrario hubiera sido más complicado porque yo no había nacido en 1975. Tampoco es que fuera el tipo de música que escuchaban mis padres cuando era pequeño, aunque le debo mi gusto por este grupo a mi madre. Cuando tenía 12 o 13 años, una de sus alumnas le dio The Number of the Beast copiado en una cinta de casete y ella me la pasó. La chica además había copiado a mano parcialmente la letra de «Hallowed Be Thy Name» y no sé si eso influiría pero lo que sí sé es cómo me impresionó el tema en cuestión.

Desde entonces he tenido la suerte de poder disfrutar de ser un aficionado más. He ido a algunos de sus conciertos y tengo sus discos en distintos formatos. A esta colección espero poder añadir el que anunciaban en su página oficial:

Vinilo del 40.º aniversario de Iron Maiden. Fuente: Amazon UK

Afortunadamente para mi economía, los vinilos en mi modesta colección de música siguen siendo una excepción. De hecho, el último disco que tengo en este formato es Gold & Grey, con su preciosa portada, y porque fue un regalo que me hicieron. Veremos a ver si tengo tanta suerte con este.

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Anteayer recibía una agradable visita por parte del incombustible señor Mora, al que envidio su talento musical, su actitud positiva y su capacidad organizativa, entre otras muchas cualidades. Me atrevo a decir que su apetito musical es tan grande como su conocimiento de la materia, y que si fuera a pedir una recomendación sobre vinilos sería de las primeras personas a las que preguntaría.

Casualmente, ese mismo día en Metal Injection se hacían eco de la publicación del informe de mitad de año de ingresos de la industria musical elaborado por la RIAA, del que destacaban algunas cifras del primer semestre del año en EE.UU. referentes a las ventas físicas. Del informe se extraen los siguientes datos:

Formato Medida Primer semestre 2018 Primer semestre 2019 Variación
CD Millones de unidades 18,6 18,6 0,0%
Ingresos (en millones) $245,9 $247,9 0,8%
LP/EP Millones de unidades 8,1 8,6 6,0%
Ingresos (en millones) $198,6 $224,1 12,9%

Aunque en la reseña de Metal Injection hablan de una tendencia alcista, en particular del vinilo, hay que hacer alguna que otra observación. Una es la que indican en el propio informe:

Los ingresos netos de productos físicos contrarrestaron la tendencia reciente en unidades vendidas y crecieron[…]; sin embargo, este crecimiento fue el resultado de una reducción de devoluciones de productos físicos, y en términos brutos los ingresos por [venta de] producto físico hubieran bajado en el periodo

Otra es que que, si bien los ingresos de los vinilos crecen más que los de los CDs (12,9 > 0,8), la rentabilidad de los CDs es superior a la de los vinilos: (0,8 / 0,0) > (12,9 / 6,0).

Una más sería que, en pureza, se necesitarían muchos más puntos de referencia para poder establecer posibles tendencias. Aunque siga sin ser suficiente, he sacado los mismos datos de los 2018, 2017, 2016 y 2015, obviando en los dos últimos casos la cuenta de los singles en cualquiera de los formatos. Hay filas con dos valores en aquellos casos que el informe de un año reportaba una cifra (en la parte superior de la casilla) y el del año siguiente reportaba otra para el mismo periodo (en la parte inferior de la casilla).

Formato Medida 2014 2015 2016 2017 2018 2019
CD Millones de unidades 56,8 41,1
43,8
38,9
38,6
35,2
35,0
18,6 18,6
Ingresos (en millones) $722,0 $494,8
$531,0
$443,9
$443,5
$430,6
$420,0
$245,9 $247,9
LP/EP Millones de unidades 6,5 9,2 8,4
7,2
7,2 8,1 8,6
Ingresos (en millones) $145,8 $221,8
$221,1
$207,1
$176,1
$181,7
$176,1
$198,6 $224,1

Afortunadamente, existe una base de datos de la RIAA ventas en los EE.UU. que permite consultar los datos por año. Limitándose a los ingresos, se observa lo siguiente:

Ingresos por año entre 1983 y 2018 por venta de música, con ajuste por inflación: LP/EP a la izquierda, CD a la derecha. Fuente: RIAA.

Los más perspicaces habrán notado que las escalas no son iguales. En los últimos años, la suma de ambas gráficas señala un descenso de los ingresos por ventas, como se puede ver en esta otra gráfica de la misma fuente. Sin embargo, la tendencia global es alcista, ya que la venta de productos físicos sólo supuso un 9% de los ingresos del primer semestre de 2019, proveniendo otro 9% de descargas digitales, un 2% por derechos de emisión y un 80% de streaming.

Normal que alguno se pregunte si Spotify está causando que las canciones se hagan más cortas.