Hace mucho tiempo, en un instituto no tan lejano… tuve la suerte de hacerme amigo de uno de los mayores fanáticos, entre otras cosas, de «La guerra de las galaxias» que he tenido el placer de conocer: Miguel Ferrer, excelente persona que se ha convertido en un actor y cantante a la altura.
Ahora que se estrena la película de Han Solo es imposible no recordar las parodias de «de wanna wanga», una de las frases de Bib Fortuna, que acababan degenerando en juegos de palabras con «Gunga Din» — protagonista del poema de 1892 de Rudyard Kipling que inspiró una película homónima de 1939 de la que, a su vez, se puede ver alguna que otra influencia directa en «Indiana Jones y el templo maldito», noventa años después de la publicación de la obra de Kipling. A ver si hay oportunidad de verse, que esto de rememorar y divagar tiene más gracia en compañía.
De Miguel heredé un interés por el cine como forma de trabajo creativo y técnico. Por desgracia, no se me pegó nada de su talento musical. Me hubiera venido de perlas cuando, una década después, me propuse aprender a tocar la guitarra.
De eso ya han pasado años y yo sigo interesado por Star Wars y por el instrumento, de ahí que se me ocurriera buscar más guitarras con el cuerpo del Halcón Milenario. Al final me topé en Laughing Squid de nuevo con trabajos de Tom Bingham, uno de los cuales había mencionado por aquí hace casi siete años:
Por lo que contaba el señor Bingham en 2012, cada una le llevó unos tres meses y están fabricadas con artículos de segunda mano.