.

No soy un gran conocedor de la zarzuela pero sí que he escuchado (y asistido a la representación de) alguna que otra obra. Por lo tanto, es comprensible que me sorprendiera enterarme a estas alturas que María de la O fue compuesta por el cubano Ernesto Lecuona. Aparentemente, quería hacer una adaptación musical de la novela Cecilia Valdés del también cubano Cirilo Villaverde pero, cuando los herederos de este no le cedieron los derechos de adaptación, se vio obligado a modificar el libreto con la ayuda de Gustavo Sánchez Galarraga. Se estrenó el 1 de marzo de 1930 en el Teatro Payret de La Habana.

Ernesto Lecuona c. 1935.

En mi entorno a Lecuona se le menciona más como personaje destacado de la historia del piano clásico en Cuba y puede que sea bastante común reconocer algunas de sus obras. Por ejemplo, la canción «Malagueña» ha tenido versiones de Bill Halley & His Comets, Ritchie Valens, Brian Setzer y Buckethead. Incluso hay un arreglo de «Misirlou» de Dick Dale, al que mencionaba hace no tanto, que incorpora este tema.

.

No tengo a The Metal Circus como una referencia habitual para artículos de opinión pero el titulado «La triste realidad de la venta de discos en España» da una perspectiva interesante, aunque no sorprendente, sobre la situación del mercado de discos.

Es evidente que el negocio discográfico ha mantenido la creación de música durante mucho tiempo y que el declive de este negocio presenta una serie de problemas que no se van a solucionar de la noche a la mañana. Pero tampoco deberíamos olvidar que «industria discográfica» e «industria musical» no son lo mismo.

Aunque haya gente que hace música por amor al arte —la actividad musical puede existir sin una «industria» a su alrededor— creo que sí es necesario algo que permita a los músicos desarrollar una actividad profesional. Lo que no veo imprescindible es que tengan que participar los mismos agentes ni mantener las mismas posiciones ni roles similares. Sí puedo imaginar un escenario similar al que ilustraban en The Oatmeal hace una temporada (pinchar para ver la tira):

Recuerdo una entrevista con Dick Dale [03m18s], al que tuve la suerte de ver en concierto hace unos años, en la que no pintaba un retrato muy favorecedor de los sellos discográficos, ni veía en la venta de discos algo más que un medio para ganar dinero, sin distinguirlo de la venta de camisetas. Si no nos preocupamos de los fabricantes de camisetas en la evolución del mundo de la música quizás debería empezar a dejar de importarnos otros comerciantes.

.

Estaba escuchando Take A Break de los Me First And The Gimme Gimmes y llegó el turno Nothing Compares 2 U. Aunque la versión tiene elementos de la interpretación de Sinéad O’Connor (la cuarta estrofa empieza con «I can put my arms around every boy I see»), la canción original es una composición de Prince para The Family. De hecho, la canción está inspirada por la que en aquel momento era novia de Prince y miembro del citado grupo, Susannah Melvoin.

Esta entonces señorita es hermana de Jonathan Melvoin, el teclista de The Smashing Pumpkins que murió por sobredosis, y es hoy en día la señora de Doyle Bramhall II. Este nombre, que quizás no le suene a muchos, es el del segundo a la guitarra del grupo de Eric Clapton y es el que utilizó para presentar hasta tres discos con su grupo, Doyle Bramhall II & Smokestack.

El último de estos tres trabajos, «Welcome», abre con la canción más contundente del álbum, «Green Light Girl», de la que se hizo un vídeo promocional [03m24s].


Sí, es una captura del vídeo en Play Music Nocturno de Canal 7.

Aparte de que la canción en sí está muy bien, en el vídeo se pueden apreciar algunas cosillas. Por señalar dos, su mujer Susannah también formaba parte de este grupo y se ve que el texano toca con la zurda. Resulta que, además, lo hace a lo Dick Dale (cuya última operación, que mencionaba aquí, ha sido exitosa), como si tocase una guitarra para diestros dada la vuelta y sin cambiar las cuerdas. Otros guitarristas con la misma costumbre son Albert King y Otis Rush.

Y hoy he batido el récord de etiquetas de este blog.

.

A seis años de tener coches voladores, hologramas publicitarios, aero-patines, zapatillas que se atan solas y cazadoras con secador – o eso dicen las predicciones de hace 20 años de Regreso al Futuro II – ya los hay que se dedican a construirse su propio Mr. Fusion… o casi. Entretanto, uno, que recuerda con cariño la trilogía de Regreso al Futuro, se emociona cuando ve mencionada en Guitar Noize la primera de las guitarras que aparecen en la primera película de las tres: una Erlewine Chiquita con la que Marty McFly destroza el mega-amplificador a lo Dick Dale (quien debía ser operado hace poco, por cierto).


El cuerpo de la guitarra en cuestión delante del cuerpo de Michael J. Fox.

Por eso de animar un poco esto, aquí planteo la siguiente pregunta: ¿La guitarra era de Marty o era de Doc?

Mientras que os lo pensáis podéis escuchar la versión de Adrian Holovaty del tema principal de la banda sonora [02m19s] que vi cuando me pasaron el vídeo del mismo tipo tocando la música del primer nivel de Super Mario Bros. 2.