.

Puede que descubrieran que Stevie Wonder no es ciego y dejaran de hacer caso a eso de «si bebes no conduzcas». Sea la causa que sea, no hace falta ser un lince para notar que son prevalentes en el rap como símbolos de estatus.

No es algo a lo que preste atención especialmente pero el otro día lo vi mencionado de forma anecdótica en uno de los vídeos de The Science of Well-Being de la Universidad de Yale. En él señalan dos recuentos, ninguno especialmente reciente, el primero de los cuales se centra en las marcas y modelos de coches que aparecen en las letras catalogadas en Rap Genius. A pesar de no saber distinguir entre dos vehículos de automoción salvo por el número de ruedas, el análisis me parece interesante aunque sólo sea por el tamaño del conjunto de datos.

Marcas y modelos de coches en las letras de canciones de rap entre 1995 y 2014, sacadas de Rap Genius.

El segundo parece que parte de una muestra mucho más reducida, contando las menciones a bebidas alcohólicas en canciones de veinte raperos, cuya infografía correspondiente se puede ver todavía en la Wayback Machine. Quizás resulta estadísticamente menos revelador pero no por ello deja de ser curioso. Mi conocimiento de bebidas alcohólicas es marginalmente superior al de coches, lo cual quiere decir que reconozco algunas cervezas y otras bebidas si llevan el sello de algún grupo de música que reconozco, como me pasó con los rones de Motörhead y Judas Priest.

.

Después de ver el mapa de los Estados Unidos del Metal estuve buscando un poco más formal y me topé con un mapa que indica el número de grupos metálicos por cada 100000 habitantes, por país que comentaban a principios del 2012 en Big Think:

Número de grupos metálicos por habitantes, por país.
Fuente: Encyclopaedia Metallum y CIA (principios de 2012). Análisis e ilustración: Mark Duffy.

Los datos de población están sacados de The World Factbook de la CIA mientras que los datos de los grupos —en este caso por país— salen de Encyclopaedia Metallum, la misma fuente que usaran en el (más reciente) análisis del metal por meses.

.

Ya he mencionado los diseños de Pop Chart Lab en dos ocasiones por lo menos: una vez con el compendio visual de guitarras y otra con el gráfico de la evolución de los reproductores musicales. Como les he vuelto a ver mencionados en distintos sitios aprovecho para dejar un par más por aquí.

El primero es The Charted Connections of Rock!, que establece las complejas concatenaciones entre 700 artistas y 500 bandas a lo largo de la historia musical:

Las conexiones entre unos y otros, al igual que el papel de cada individuo, queda bastante claro, aunque no sé si el tamaño es significativo.

La segunda reseña es para The Beatles Song Charts:

Estas gráficas muestran un desglose detallado de la instrumentación en las canciones de los Beatles, con las partes tocadas por John, Paul, George y Ringo divididas en líneas con código de color. El volumen 1 cubre desde su primera grabación hasta «Help!», el volumen 2 sigue desde «Rubber Soul» hasta «Magical Mystery Tour» y el volumen 3 termina con los discos desde «The Beatles» hasta «Let It Be».

.

Es difícil valorar la influencia de Elvis, lo que no quita que sea incuestionable. Quizás por ello, algunos intentan dimensionarla.

A principios de año publicaron un artículo en el blog Spotify Insights donde anunciaban una pequeña aplicación web llamada The Elvis Influence, desarrollada por Paul Lamere, en la que el usuario puede introducir el nombre de un músico y ver con qué pasos conectan con el Rey del Rock. Además, lo acompañaron de un gráfico titulado The Elvisualization donde se ilustran las conexiones establecidas entre músicos bajo un criterio de influencia.

Si ya tenemos números de Erdős y de Bacon, ¿cuánto tardaremos en tener un número de Presley?

.
«The Advance of Audio Apparatuses», a la venta en Pop Chart Lab.

De los mismos que crearon el compendio visual de guitarras que puse por aquí el año pasado. De hecho lo publicitaron en su blog un par de días después de publicar esa entrada pero no recordé que lo tenía apuntado por ahí hasta hace unos días, al ver el servidor de Spotify en un reproductor de cassettes.