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Llego vía Echo JS a un artículo de Tero Parviainen titulado «JavaScript Systems Music: Learning Web Audio by Recreating The Works of Steve Reich and Brian Eno»:

In this guide we’ll explore some of the history of systems music and the possibilities of making musical systems with Web Audio and JavaScript. We’ll pay homage to three seminal systems pieces by examining and attempting to recreate them: «It’s Gonna Rain» by Steve Reich, «Discreet Music» by Brian Eno, and «Ambient 1: Music for Airports«, also by Brian Eno.

Diagrama completo de Discreet Music.

He hecho algún experimento con Web Audio pero proyectos y explicaciones como esta animan a probar más cosas. Y, aunque nunca he abordado directamente la música de sistemas, sí que he tenido contacto tangencial con este tema. Hace algo más de un año ya señalaba la obra de Steve Reich en la entrada sobre las visualizaciones de Alexander Chen y, antes de eso, mencionaba programas como Max (a su vez mencionado en una cita del artículo de Parviainen) en la reseña sobre música imposible.

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Robert Barry publicó hace unos días en The Quietus un artículo titulado «I For One Welcome Our New Robot Vocal Cords: Radical Computer Music«, en el que mezcla varios temas interesantes.

Menciona la obra de Holly Herndon con Max/MSP, un lenguaje de programación visual para música y multimedia, y sus sesiones en directo para pasar a hablar brevemente de las algoraves, fenómenos que desconocía. Pero lo que llamó mi atención fue Black MIDI o, como denominan en su propio wiki, música imposible.

Como explican en un artículo Rhizome referenciado por el escrito mencionado al principio, una composición black MIDI recibe este apelativo por el aspecto casi completamente negro que presenta al ser visualizada en una partitura:

La escena derivada parece girar alrededor de varios factores no necesariamente inmutables. Aunque hay una fuerte afinidad por los temas musicales de videojuegos no son la única fuente de inspiración. También los hay más interesados en la carga computacional que requiere reproducir estos ficheros y los efectos imprevisibles que este esfuerzo puede causar en el reproductor. Algunos incluso parecen concentrar su esfuerzo en la presentación que el fichero genera en determinado software más que en el sonido resultante.

El único principio inalterable es la inclusión del mayor número de notas posible, lo que convierte a estas piezas en temas humanamente imposibles de tocar con un número relativamente limitado de instrumentos. Esto lleva a establecer un paralelismo con el trabajo de Conlon Nancarrow, un compositor nacionalizado mexicano cuyos estudios para pianola comparten ese elemento de «imposibilidad» de los black MIDI.

Me imagino que para software como Euphony sería un desafío considerable pero puedo reconocer el atractivo de ponerlo a prueba con estos leviatanes de ficheros MIDI.